La culpa es de Stereolab
Estudios Par es un sitio más pequeñito que Cinearte y tiene una distribución peculiar. La habitación donde se graba no está frente al control con un cristal de por medio como en el clásico estudio; está separada, así que nos vemos los unos a los otros a través de un monitor. Yo a veces lo apago para concentrarme, pero ellos me siguen viendo a mí. Es un poco "Gran Hermano", ciertamente.
Estamos grabando con unos micros muy raros que trae Michel, que parecen trofeos de un campeonato de golf o algo así. Uno de ellos se llama Flamingo, lo cual nos da un buen rollo que te cagas. Ah, y el dueño del estudio, un señor brasileño, se apellida Clovis. Todo a nuestro alrededor está conectado entre sí.
Hace unos días me metía con Fino y su querencia a meter en cada canción mil guitarras haciendo cosas diferentes. Michel decía ayer, y tenía toda la razón, que si están bien armonizadas no tiene por qué haber ningun problema para que se entienda qué hace cada una, y que no deja de ser una "orquesta de guitarras" (a parte, claro está, de que si quiere meter 10 guitarras como si quiere meter 20, en su disco cada uno hace lo que le da la gana). Pero lo que yo quería es reconocer públicamente que hago exactamente igual que Fino. Estos días, grabando mis voces la constante ha sido "en esta no hacías nada más ¿verdad?". Yo - "No, va la voz sola... bueno, creo que va doblada... ah, y hay una pista con la otra armonía... y los uh-uh's en agudo... y molaría probarlos en grave también ¿no?...". Ejem, ejem.