Tercera sesión
Olvidé contar que, despues de cargar todo el equipo del local al estudio el primer día, Fino hizo un gesto tonto moviendo no se qué y le crujió la espalda. Así que ahora anda raro, se pone de ibuprofeno hasta las cejas y tiene que estar sentado casi siempre, lo que es francamente duro para alguien como él, que no para de moverse hasta cuando duerme. Eso sin tener en cuenta que es el momento menos oportuno para tener un tirón en la espalda. Ayer conseguimos que no estuviera de pie todo el rato, gracias a que me tocaba a mí meter el bajo en dos canciones.
Estaba bastante cagada porque es la primera vez que grabo un bajo en serio para un disco. Cuando tenía 17 años me ponía el Doolite de los Pixies en mi casa y tocaba encima, pero no es lo mismo, claro. Al empezar a hacer las canciones nuevas Fino cogió la guitarra y yo me puse a tontear con el bajo, pero sin ninguna intención de grabarlo después, solo por diversión. Pero a él le gustaron un par de cosas que se me ocurrieron y decidió que yo grabase "la larga" y "la oscura". Se que no es para tanto, pero a nivel personal es muy importante para mí hacer pequeñas cosas que querría hacer y nunca me atrevo. En este aspecto, además de Fino, también me ayuda mucho Nacho; desde que le conozco siempre me ha apoyado un montón.

Todos me arroparon para estar segura, y creo que conseguimos darle el clima que las canciones pedían. En el resto de canciones yo voy cantando por un micro desde el control (independientemente de que mas tarde la voz definitiva sea la mía o la de Fino) pero en estas dos era Fino quien iba haciendo la voz de referencia. En la que llamamos "la larga" - aunque como casi todas las del disco, apenas llega a los 3 minutos- estamos ahí tocando, empieza Fino a cantar y yo empiezo oir a Joaquín Pascual, de Travolta... ¡igualito! Casi se me sale el corazón por la boca de la impresión. Todo esto tiene mucho que ver con todo el proceso de las nuevas canciones de Clovis, pero ya cuento en otro momento.
Ayer estabamos realmente cansados. Grabar de noche tiene el inconveniente de que no descansas igual; consigues dormir 6 horas como mucho y te levantas fundido. Intentas resolver los pequeños marrones de la vida diaria (el resto del mundo no se adapta a tu horario, ¡maldición!) pero todo se te hace cuesta arriba por el cansancio. Comes y te entra sueño, así que te echas una horita y te tienes que ir al estudio, con la cabeza un poco embotada. Y sacas energía de algún lado, por aquello de que lo que estás grabando quedará para siempre así, y meses y meses de trabajo previo tienen que quedar reflejados en unos cuantos dias. Más o menos como unas oposiciones; algo injusto. De todas formas sabemos que es lo que hay, y poder contar con el cariño y el esfuerzo que Nacho, César, Michel y Pedrito (que viene esta noche) estan haciendo por nosotros es verdaderemente un lujo. Así que antes de ponerme definitivamente sentimental, me voy a la ducha, que hoy toca darse la paliza definitiva.